Considero que todos los católicos de nuestra diócesis merecen pertenecer a una parroquia floreciente, y estamos comenzando un nuevo esfuerzo para que eso sea posible.
El 18 de octubre, líderes de toda la Diócesis de Jefferson City se unieron para comenzar un proceso llamado: “Dar forma a nuestro futuro juntos”. Este proceso es parte de nuestro esfuerzo continuo en construir una base más sólida para el futuro de nuestra diócesis mientras que juntos trabajamos para mejorar la experiencia parroquial en nuestra diócesis.
La vida parroquial es el núcleo de la vida católica.
Una parroquia es el lugar donde los católicos encuentran la gracia de los sacramentos y la comunión con sus hermanos en la fe, es allí donde experimentamos nuestra pertenencia a la Iglesia de Cristo.
Pero la experiencia de vivir hoy día como católico en nuestra diócesis puede variar mucho.
Tenemos parroquias en nuestra diócesis a las que les está yendo muy bien. Otras, sin embargo, tienen dificultades.
Al embarcarnos en Dar forma a Nuestro Futuro Juntos, estoy estableciendo un estándar alto sobre cómo serán nuestras parroquias en el futuro. Nuevamente les comparto, que mi deseo es que cada católico pertenezca a una parroquia floreciente.
¿Cómo es una parroquia floreciente? Permítanme tratar de describir una imagen.
Una parroquia católica floreciente es aquella en la que la Santa Eucaristía es el centro de la parroquia y en la que la Misa y los sacramentos son accesibles a todos. La liturgia y la música reflejan la hermosura perdurable de nuestra fe. Los sacramentos se celebran de tal manera que todos se acercan a Dios y se da a conocer la cercanía de Dios con su pueblo.
Una parroquia floreciente es aquella que, como Cristo, acoge a todos. Es conocida por su calidez y hospitalidad, tanto como centro de caridad como santuario de misericordia.
Una parroquia floreciente salvaguarda el bienestar de su clero. Obedece también el derecho canónico, al mismo tiempo que celebra y defiende las enseñanzas de nuestra Iglesia en una sociedad cada vez más secular.
Es una comunidad que trabaja activamente para alimentar la fe de sus miembros — a lo largo de sus vidas — para que experimenten el amor salvífico de su Padre celestial.
Una parroquia floreciente posee los recursos necesarios, tanto humanos como económicos, para así apoyar estos esfuerzos y garantizar que todos los empleados reciban una compensación justa por su trabajo profesional.
Una parroquia floreciente también se construye sobre la base de la buena administración católica, donde todos reconocen que sus habilidades y recursos son dones de Dios. Es un lugar donde los laicos se sienten empoderados para vivir su corresponsabilidad en su parroquia teniendo la caridad y la misericordia como valores guía.
Con todos estos elementos trabajando al unísono, una parroquia católica floreciente, sobre todo, sirve como un poderoso faro en su comunidad, convocando almas hacia Cristo, guiando a las personas a la salvación y cumpliendo nuestra misión como Iglesia de Cristo.
Así es como se distingue una parroquia católica floreciente, y espero que esta visión los inspire. Esto es lo que estamos trabajando para crear para los más de 75,000 católicos en nuestra diócesis en el proceso Dar Forma a Nuestro Futuro Juntos.
En este momento, estamos en las primeras etapas. Es posible que ya sepan que los 38 condados de nuestra diócesis se subdividen en cinco decanatos, cada uno dirigido por un sacerdote que se desempeña como decano.
Con el proceso Dar Forma a Nuestro Futuro Juntos, nuestros decanos están formando equipos que discernirán estrategias para crear parroquias floreciente para los católicos que viven en sus decanatos.
Debido a la diversidad de nuestra diócesis, cada decanato desarrollará su propio plan único para lograr esta meta.
Eso es lo que hace que Dar Forma a Nuestro Futuro Juntos sea bastante diferente del modelo tradicional que han usado otras diócesis, donde el obispo y los líderes a nivel diocesano elaboran un plan y las parroquias lo implementan.
Eso no es lo que estamos haciendo en la Diócesis de Jefferson City.
Nuestro proceso está siendo dirigido por las parroquias y coordinado a nivel de decanato, para que todos tengan la oportunidad de tener una voz y compartir su conocimiento.
A medida que discernimos nuestro camino a seguir en los próximos meses y años, les insto a estar atentos a las comunicaciones de sus decanos y líderes parroquiales. Cuando los llamen, participen en el proceso y compartan sus ideas.
Nuestro éxito en este esfuerzo requerirá ideas audaces a medida que desarrollamos nuevas formas de colaboración entre parroquias.
Estamos viviendo un momento histórico para nuestra diócesis al comenzar este proceso de Dar Forma a Nuestro Futuro Juntos, junto con nuestros esfuerzos continuos para crecer en el estilo de vida de la buena administración y la renovación continua de nuestra casa espiritual, nuestra Catedral de San José.
Oremos todos para que a través de estos esfuerzos podamos florecer juntos como comunidad católica, viviendo a la imagen de Cristo.
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