Ser catequista es una vocación, dice el papa al establecer un ministerio formal

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Instando al reconocimiento formal de “aquellos hombres y mujeres laicos que se sienten llamados en virtud de su bautismo a cooperar en la labor de la catequesis”, el papa Francisco ha establecido el “ministerio del catequista”.

“El espíritu está llamando a hombres y mujeres a salir al encuentro de todos aquellos que esperan descubrir la belleza, la bondad y la verdad de la fe cristiana”, escribió el papa en “Antiquum Ministerium” (Ministerio antiguo), su documento publicado en el Vaticano el 11 de mayo.

Además de publicar los textos del documento en italiano, francés, inglés, alemán, español, portugués y polaco, el Vaticano distribuyó un video del texto traducido al lenguaje de signos italiano.

Los párrocos deben apoyar a los laicos para que respondan a la llamada del espíritu y “enriquezcan la vida de la comunidad cristiana mediante el reconocimiento de los ministerios laicos capaces de contribuir a la transformación de la sociedad a través de la penetración de los valores cristianos en los sectores sociales, políticos y económicos”, dijo el appa, citando lo que había escrito sobre la vocación de los laicos en su documento de 2013, “La alegría del Evangelio”.

Las conferencias episcopales deberán determinar “el proceso de formación y los criterios normativos para la admisión a este ministerio” y definir “las formas más adecuadas para el servicio que estos hombres y mujeres serán llamados a ejercer”, dijo el papa.

La Congregación para el Culto Divino y los Sacramentos, dijo, “publicará pronto el Rito de Institución del ministerio laico del catequista”. La congregación ya está trabajando en los ritos revisados para los ministerios del lector y acólito, que el papa Francisco abrió a las mujeres en enero.

Mientras millones de hombres y mujeres laicos en todo el mundo ya sirven como catequistas, lectores y monaguillos, la institución formal en los ministerios significa que el servicio es estable, delegado por el obispo y reconocido públicamente por la iglesia.

El arzobispo Rino Fisichella, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, señaló cómo San Pablo VI escribió en 1975 sobre la importancia de que los laicos utilicen sus dones para el crecimiento de toda la iglesia.

“Han tenido que pasar casi 50 años para que la iglesia llegue a reconocer que el servicio prestado por tantos hombres y mujeres a través de su compromiso catequético constituye verdaderamente un ministerio distintivo para el crecimiento de la comunidad cristiana”, dijo el arzobispo a los periodistas en una conferencia de prensa para presentar el documento del papa.

En su documento, el papa Francisco señaló cómo los maestros de la fe estaban presentes desde los primeros días de la comunidad cristiana y se les reconocía un don especial del Espíritu Santo para llevar a cabo su papel dentro de la comunidad.

“A veces --escribió-- los carismas que el espíritu derrama constantemente sobre los bautizados adquirían una forma visible y tangible de servicio inmediato a la comunidad cristiana, reconocida como una diaconía indispensable para la comunidad”.

Al mirar la historia de la evangelización, dijo el papa, los católicos no pueden pasar por alto “los innumerables hombres y mujeres laicos que participaron directamente en la difusión del evangelio a través de la instrucción catequética. Hombres y mujeres de profunda fe, auténticos testigos de santidad, que en algunos casos fueron también fundadores de iglesias e incluso murieron como mártires”.

Afirmó que todavía hoy “muchos catequistas competentes y dedicados son líderes comunitarios en diversas partes del mundo y llevan a cabo una misión inestimable para la transmisión y el crecimiento de la fe”.

Especialmente en las comunidades que carecen de un sacerdote residente, los catequistas son los líderes de la comunidad católica local, evangelizando, convocando y guiando a sus compañeros católicos en la oración y las obras de caridad. Y, en los territorios misioneros bajo la guía de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, ya sirven con un mandato específico de su obispo.

“La larga lista de beatos, santos y mártires que fueron catequistas ha hecho avanzar significativamente la misión de la iglesia y merece ser reconocida, pues representa un rico recurso no sólo para la catequesis, sino también para toda la historia de la espiritualidad cristiana”, escribió el papa Francisco.

La institución formal de los catequistas, dijo, debe ser un signo y un estímulo para que todos los católicos laicos reconozcan “aún más el compromiso misionero propio de todo bautizado, un compromiso que, sin embargo, debe llevarse a cabo de manera totalmente “secular”, evitando cualquier forma de clericalización”.

El arzobispo Fisichella dijo que el papa Francisco estaba insistiendo en que “los laicos están llamados a expresar su vocación bautismal de la mejor manera posible, no como sustitutos de los sacerdotes o de las personas consagradas, sino como auténticos laicos que, en la naturaleza distintiva de su ministerio, son capaces de experimentar la plenitud de su vocación bautismal de testimonio y servicio efectivo en la comunidad y en el mundo”.

Los laicos que se sientan llamados al ministerio de catequistas deben participar activamente en la vida de sus comunidades católicas y ser fieles al evangelio y a la enseñanza de la iglesia, dijo. Pero también deben recibir “una adecuada formación bíblica, teológica, pastoral y pedagógica para ser comunicadores competentes de la verdad de la fe”.

“Los catequistas están llamados, en primer lugar, a ser expertos en el servicio pastoral de transmisión de la fe a lo largo de sus diferentes etapas, desde el anuncio inicial” del evangelio, la preparación para recibir los sacramentos y el apoyo para vivir una vida cristiana, dijo el papa.

Al presentar el documento a los periodistas, el arzobispo Fisichella dijo que la catequesis “no se puede improvisar”.

“Los que van a ser catequistas deben saber que hablan en nombre de la iglesia y transmiten la fe de la iglesia”, dijo.

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